Basada en una novela escrita por Budd Schulberg en la que se habla sobre la corrupción sindical en los muelles de Nueva York, realiza una fuerte crítica hacia los supuestos lobbys comunistas de Hollywood. Para ello, narra una historia en la que se puede leer cierta apología de la delación dentro del contexto del macartismo .
El argumento de la película es un reflejo de la propia historia del director cuando fue ante el Comité de Actividades Antiamericanas para declarar contra comunistas en la caza de brujas. El protagonista, es manipulado para colaborar en un homicidio de forma inconsciente, y más tarde será presionado para que no declare en los juzgados. Al inicio, cuando llega al lugar del crimen, se nos muestra un plano suyo picado en el que vemos una verja con las puntas afiladas a la altura de su garganta. Por un lado, la verja atrapa al personaje, y por otro, las puntas afiladas son una señal, si les falla; “se las van a clavar”.
Para mostrar cómo son sometidos y como viven los trabajadores, se emplean varios elementos con la finalidad de ejercer una función simbólica y crear metáforas visuales (los símbolos son el palomar, la chaqueta y el garfio). El palomar es una parábola del muelle y sus trabajadores, que a su vez representa a la industria de Hollywood.
También se emplea el palomar (situando la cámara al otro lado de
la verja) para enmarcar a los personajes como si estuvieran encerrados. Por un
lado, simbolizando la opresión de los estibadores, y por otro lado, para
generar un distanciamiento entre personajes en planos-contraplanos. Tiene un
papel fundamental para entender la relación del protagonista con la chica
inicialmente, cuando Terry quiere evitar a toda costa que ella siga adelante
con su investigación.
Al inicio, tras la muerte de Joey, su padre le regala la chaqueta
de este a otro trabajador del muelle. Tras la repentina muerte de este segundo
hombre, se la devuelven a la hermana de Joey, y al final la recoge el
protagonista después de ir a declarar. Está claro que es más que una simple chaqueta. Representa el
deber y la responsabilidad, es como una suerte de Excalibur que solo puede
empuñar “el elegido”.
El personaje de Brando, a diferencia del resto, la coge por su
cuenta, el segundo, es obligado a llevarla, no está preparado, le viene grande
(literal y metafóricamente). Además, al cogerla Brando de encima del palomar
(metáfora del mundo de los trabajadores del muelle), quita, metafóricamente, una
gran carga a sus compañeros.
Este instrumento, usado generalmente para enganchar objetos,
representa el poder y el yugo de los líderes sindicales sobre los trabajadores.
Cuando unos agentes piden declaración al personaje de Brando hacia el inicio de la película y este se niega de forma bravucona, observamos como este lleva un
garfio en el cuello como si del collar de un perro se tratara, el garfio habla
por él.
Después, al ver a su hermano muerto colgando de uno como si de
un chorizo se tratara, lo coge y decide ir a declarar. Al final, después de
haber declarado, cuando se presenta delante de la caseta de los líderes (con la
chaqueta puesta, además). Mediante un plano en el que se encuentra en
superioridad de altura, les tira el garfio a la puerta. No solo representa que
se haya desprendido de ese yugo, sino que además el yugo ahora está sobre
ellos, quienes tendrán que pagar ante la justicia. Y como consecuencia, el
resto de los trabajadores ya no responden ante ellos.
El protagonista, está situado entre dos aguas, es un trabajador,
pero estos lo miran con recelo y desconfianza por ser el niño mimado de los
líderes, creen que va a traicionarles. Esto se representa en la secuencia de la
iglesia, en la cual el distanciamiento se hace evidente, al sentarse bastante
más atrás que sus compañeros, teniendo de por medio barreras como son los
propios bancos. Además, la pose en la que está sentado en el banco con los
brazos extendidos representa una crucifixión.
Como contraparte, para los jefes no es más que un juguete de
usar y tirar. En la escena que los líderes cuentan dinero en el reservado de
un bar, vemos a Terry de espaldas a estos. Después, cuando sale de la estancia,
vemos como el peso del plano cae sobre él. Por un lado, las cabezas de todos
los presentes forman la figura de un triángulo invertido y la suya es la punta
inferior. Por otro lado, encima de él vemos a una lámpara que le ilumina
completamente la cara, dando a entender que está bajo el foco y no es más que un
muñeco al que tienen controlado.
Lo más importante de base para entender la relación con la chica
(Edie), es que no se fragua a través del amor, esto no es más que una
consecuencia. La relación entre los dos va evolucionando a través de la
culpabilidad y el sentido del deber de él (redención). Además, esto no solo
hace cambiar la relación entre ambos, sino que pasa a ser el principal motor de
cambio en el propio personaje. A medida que va teniendo contacto con ella, él
va tomando conciencia sobre sus propios actos y su relación tanto con jefes
como compañeros.
Un espacio que se emplea para representar la desunión de los
personajes, es el paseo que se sitúa en la zona limítrofe entre la ciudad (el
mundo de ella) y el puerto (el mundo de él), separados mediante una verja.
Cuando el protagonista lleva hacia ahí a algún personaje, busca llevarlo a su
mundo y ser sincero con él. Con ella, hay dos secuencias en esta localización.
La primera, en la parte de la ciudad, cuando ella está buscando respuestas, y a
su vez Terry empieza a tener remordimientos por haber sido cómplice. La
segunda, en la otra parte de la verja, dentro del puerto, Terry se sincera ante
ella. Él la arrastra hacia su territorio, su mundo propio, rompe barreras
físicas y emocionales.
En la película, encontramos dos momentos representados por dos
planos que funcionan a modo de reflejo el uno del otro con el fin de mostrar el
cambio tanto en el protagonista como en la trama. El primero, cuando ella le
pide ayuda en un primer momento mediante un plano donde la vemos en primer
término, de perfil y en penumbra. En segundo término, Terry con la mitad del
rostro en luz (lo que puede hacer por ella), y la otra mitad en sombra (lo que
le esconde). El otro plano que representa el reverso de este, se da después de
que liquiden a Kayo porque tenía que ir a declarar. En segundo término, vemos
como un trabajador le devuelve la chaqueta a Edie (los trabajadores se rinden,
se desprenden de la obligación de declarar). En primer término, vemos a Terry
de perfil cogiendo el garfio (símbolo de opresión, asume la situación y su
papel). Este plano, resume a la perfección toda la película en sí misma, nos
encontramos ante la secuencia paradigmática.
En la película se crea una disputa entre el bien, representado
por el reverendo, y el mal representado por el líder sindical. Al igual que con
Edie, Terry también lleva al reverendo hacia la frontera entre el puerto y la
ciudad para sincerarse con él (confesarse). Después, cuando Terry lleva a Edie
dentro del puerto para decirle la verdad, el cura observa la situación desde
las rejas. Estamos viendo la secuencia a través de sus ojos.
Después de la muerte de Kayo, cuando el reverendo baja a la
bodega del barco para despedir al finado, da un discurso pidiendo justicia,
ante esto, le intentan humillar. Pese a estar en el fondo de una bodega, vemos
su rostro plenamente iluminado, resaltando por un lado a este personaje como la
brújula moral de la historia, mostrando como la verdad prevalece aunque se
intente ocultar. Al final de esta secuencia, el plano de él saliendo de la
bodega totalmente contrapicado con el cielo detrás y los estibadores
levantándose a su paso, lo hacen ver como un ente divino y revelador.
Como contraposición tenemos a Johnny Friendly, el líder
sindical. Desde un primer momento se nos presenta como un cobarde, siempre
rodeado de gente. Un plano que lo define, es uno en el que sale en el reservado
de un bar, con las manos en los bolsillos y tono chulesco, pero detrás suya
encontramos varios secuaces suyos. Un detalle a destacar aquí, es el pez espada
expuesto en la pared, un claro símbolo fálico con la finalidad de mostrar la
inseguridad del personaje.
Un plano que resulta impactante, es el de los cabecillas
repartiéndose el dinero en una mesa de villar. Para ellos, los trabajadores no
son más que elementos que pueden mover a su antojo como si de un juego se
tratase. También, por la distribución de los personajes dentro del plano,
parecen buitres devorando carroña.
Cuando vemos al reverendo saliendo de la bodega, el siguiente
plano que vemos es el de Johnny vigilando nervioso y preocupado desde arriba. En
este plano, llaman la atención las cuerdas propias del barco que sirven para
encuadrar al personaje y generar la idea de que está atado, no tiene
escapatoria. A su vez, tanto las cuerdas como una baranda donde se apoya
generan líneas diagonales dentro del encuadre, haciendo más evidente la idea de
inestabilidad y desorden.
Martí Boronat Montaner
Deja una respuesta